El fallo de la Corte Suprema a favor de los consumidores y
contra Cencosud puede interpretarse como un triunfo de la ciudadanía
ante la ubicuidad corporativa. Es una sentencia que obliga a la empresa
operadora de las tarjetas de crédito Jumbo a pagar una importante
compensación a varios centenares de miles de clientes por haber
aumentado las comisiones unilateralmente durante 2006, las que entonces
pasaron de 490 a cerca de mil pesos por cuenta.
Desde entonces, el juicio pasó por diversos tribunales, con un revés a
favor de Cencosud en la Corte de Apelaciones, hasta llegar a su
veredicto definitivo la última semana de abril. La empresa de Horst
Paulmann deberá indemnizar a sus clientes con 74 millones de dólares.
Hasta al multimillonario alemán le duele una cantidad así.
Es posible interpretar la sentencia como un triunfo de la ciudadanía,
pero también como una señal de los tiempos. Cuando esta noticia circuló
por los canales de televisión a las horas de mayor
rating, los
testimonios de los afectados y otros deudores eran bastante uniformes,
al expresar su claro repudio a las prácticas empresariales y al
generalizado abuso corporativo hacia la población. Pese a más de dos
décadas de mercantilismo extremo, después de años de propaganda
neoliberal y campañas sobre los beneficios del libre mercado, los
consumidores chilenos han comenzado a formarse su propia opinión. No
desde una formación teórica sobre modelos económicos, sino tras una dura
experiencia. Hoy comienzan a comprender cómo los Paulmann, Luksic,
Solari, Saieh y también Piñera, se hicieron multimillonarios en tan poco
tiempo. Cómo y a costa de quiénes.
El fallo, además de dejar un buen precedente para eventuales futuras
prácticas de estas empresas financieras, como fue también el caso de La
Polar, tiene por lo menos dos interesantes efectos en la percepción y
continuidad del modelo económico que los chilenos han padecido durante
dos generaciones. El veredicto, que se agrega a eventos de la misma
calaña como La Polar, la colusión de las cadenas de farmacias y, más
recientemente, las universidades con fines de lucro, cuyo caso más
vistoso ha sido la Universidad del Mar, es una nueva constatación del
modo de operación de las empresas chilenas. La percepción del modelo de
mercado ha venido cayendo de manera sostenida y rápida durante los
últimos años, hasta alcanzar un franco descrédito, lo que ha quedado más
que demostrado desde sondeos de opinión realizados por el PNUD a las
masivas manifestaciones que inundan las calles desde hace más de dos
años. En todas estas expresiones la ciudadanía pide básicamente más
inclusión a través de redes de protección social y políticas públicas
que apunten hacia mayor igualdad.
Hay otro efecto que puede considerarse como una consecuencia de éste.
La fusión que hizo Sebastián Piñera entre política y negocios con aquel
eslogan del “gobierno de los mejores” ha sido su mayor lastre. Durante
meses se mantuvo él y el gobierno en los más bajos niveles de aprobación
registrados desde comienzos del periodo de transición democrática.
Aquellos supuestos “héroes” de los negocios, de la probidad y el
crecimiento económico han pasado a ser simples delincuentes de cuello y
corbata. Los casos para causarle tal desprestigio al sistema de mercado y
sus aduladores políticos han sido demasiados, crecientes y cada día más
escabrosos, por lo que citaremos sólo los últimos: la relación directa
del candidato de la UDI, Laurence Golborne, con las comisiones
fraudulentas que cobró Cencosud y, la manipulación de las cifras del
censo y, supuestamente, de inflación, por el director del INE, el
renunciado Francisco Labbé.
CENCOSUD TERMINA CON EL “GOBIERNO DE LOS MEJORES”
El caso Cencosud no terminará con el fallo de la Suprema. Podemos
decir que es parte del comienzo de un proceso de necesarias grandes
transformaciones en la percepción de la ciudadanía respecto a las
ubicuas empresas, lo que conducirá a presiones sobre gobierno y
parlamentarios por cambios en la legislación. En todos los sectores
controlados hoy por grandes corporaciones privadas, los clientes, que
son todos los chilenos, demandan más control y regulación. Vale citar
que la demanda contra Cencosud es la primera iniciativa colectiva
organizada por el Sernac contra una empresa privada, eventualidad que no
hubiera existido sin la persistente presión de la ciudadanía canalizada
a través de las organizaciones de consumidores. Si este es el resultado
de estos esfuerzos, podemos afirmar que se trata de un proceso en pleno
desarrollo.
El caso, que detonó en 2006, bien vale recordarlo en sus detalles,
así como destacar también a su protagonista: el exministro estrella,
Laurence Golborne, fue gerente de Cencosud durante aquel periodo. Siendo
el responsable mayor
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Horst Paulmann junto a Laurence Golborne |
El caso Cencosud no terminará con el fallo de la Suprema. Podemos
decir que es parte del comienzo de un proceso de necesarias grandes
transformaciones en la percepción de la ciudadanía respecto a las
ubicuas empresas, lo que conducirá a presiones sobre gobierno y
parlamentarios por cambios en la legislación. En todos los sectores
controlados hoy por grandes corporaciones privadas, los clientes, que
son todos los chilenos, demandan más control y regulación. Vale citar
que la demanda contra Cencosud es la primera iniciativa colectiva
organizada por el Sernac contra una empresa privada, eventualidad que no
hubiera existido sin la persistente presión de la ciudadanía canalizada
a través de las organizaciones de consumidores. Si este es el resultado
de estos esfuerzos, podemos afirmar que se trata de un proceso en pleno
desarrollo.
de tal operación, los efectos políticos sobre su
candidatura no fueron menores. Golborne, otrora mano derecha del
multimillonario Horst Paulmann, es uno de los hombres que ayudó al
alemán a levantar un
holding de magnitud continental, consorcio
cuya rapidez en llegar a esas alturas no estuvo, vemos hoy, exento de
estas y otras oscuras prácticas, como fue el ingreso en 2010 desde
Argentina de alimentos etiquetados como “ayuda humanitaria”, los cuales
nunca llegaron a los damnificados por el terremoto y
tsunami de
ese año. Lo concreto es que durante la gerencia de Golborne, las
políticas comerciales de este consorcio y la relación abusiva de la
empresa con sus clientes desataron un escándalo que llegó a los
tribunales de justicia, los que desde un comienzo sancionaron a la
empresa. Como Cencosud era y es uno de los grandes auspiciadores de la
televisión y prensa escrita, el incidente fue en algunos casos
silenciado y en otros deslizado bajo cuerdas. Hoy, el evento, con rasgos
de escándalo mayor, ha derribado todas las barreras de contención
comercial y publicitaria.
Cencosud aumentó la comisión por la mantención de la tarjeta Jumbo
creando un estilo al que años más tarde La Polar puso nuevas marcas. La
empresa gerenciada por Golborne lo hizo de manera no sólo unilateral y
arbitraria, sino a espaldas de los clientes, que no fueron informados
del incremento de la comisión: a partir de marzo de 2006 subiría desde
490 pesos a 990 pesos para todos los clientes que tuvieran un promedio
de compras inferior a 50 mil pesos mensuales durante los seis meses
anteriores a esa modificación. Y como los poseedores de tarjetas Jumbo
Mas se calculan en más de cuatro millones, el negocio sumaba también
muchos millones. Tras millares de reclamos, los clientes de la tarjeta
Jumbo junto al Sernac interpusieron el año 2006 una demanda colectiva en
el 10° Juzgado Civil de Santiago. Para el Sernac, el cambio unilateral
de las comisiones se estrellaba con la Ley del Consumidor: no sólo se
hacía sin el consentimiento de los clientes; la empresa inventaba nuevas
cláusulas. La no respuesta por parte del consumidor significaba la
aceptación del alza.
TARJETA ROJA
PARA GOLBORNE
Como Cencosud no ofreció solución efectiva tras los múltiples
reclamos, el Sernac interpuso la demanda colectiva el 6 de diciembre de
2006. Exigió que se sancionara la infracción a la ley y que cesaran los
cobros indebidos. Solicitó también al tribunal la devolución de lo
pagado en exceso con reajustes e intereses, por todo el periodo o al
menos desde marzo 2006 y hasta cuando los consumidores hubieren
expresado su consentimiento y la forma en que tales devoluciones se
harían efectivas.
La sentencia en primera instancia no pudo ser más categórica, lo que
la Suprema confirmó en abril pese al revés que el proceso había tenido
en la Corte de Apelaciones de Santiago. La Suprema acogió la demanda
anulando la cláusula objetada considerando que “el consumidor frente a
la modificación pretendida por la demandada (Cencosud), nada puede
hacer, imponiéndole la empresa una modificación sin su consentimiento.
El silencio en los actos de consumo no constituye aceptación. Por ello,
no es suficiente la inactividad de los consumidores para entender que
éstos han consentido en la modificación en sus contratos”, indica el
fallo. La sentencia, además, ordenó a Cencosud restituir los dineros
cobrados en exceso a contar del 12 de julio de 2006 a todos los
clientes.
Refutó así la tesis de la empresa dándole la razón al Sernac, en el sentido que esta conducta era un
claro incumplimiento de la Ley del Consumidor,
pues el uso de la tarjeta o el pago de la cuenta no podían suponer que
el consumidor hubiera aceptado los cambios de las condiciones señalados
por la empresa, pues para ello era
indispensable acreditar que hubiera aceptado expresamente la propuesta.
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Juan José Ossa. Director Nacional SERNAC |
Pero el asunto no termina allí. Hay más cosas que rebasan la
figura de Golborne y salpican a todo el gobierno, como ha sucedido en
otras ocasiones. El abogado Juan José Ossa, actual director del Sernac,
defendió a Cencosud durante este juicio junto a Felipe Bulnes, el ex
ministro de Educación y actual embajador en Estados Unidos. Ante esta
trenza público-privada, Omar Pérez Santiago, activista de la Liga
Ciudadana, una asociación de consumidores, dijo: “
Juan José Ossa
defendió a Cencosud en este juicio, y lo más lógico, por la
transparencia de los hechos, es que el actual director del Sernac
renuncie, por incompatibilidad de funciones. Esto no tiene lógica. No
puede defender los delitos y luego ponerse en la mesa del frente. No se
comprende cómo
Juan José Ossa puede desdoblarse, como si fuera el doctor
Jekyll y el señor
Hyde”.
CASO INE: FIN DE LA
FE ECONOMICA
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Ex ministro de Estado y actual Candidato Presidencial destacando la variación del 0.0% de IPC Diciembre |
La comprobación de la manipulación de los datos del Censo 2012, que
llevó a la renuncia del director del INE, Francisco Labbé, es un evento
de aún mayores consecuencias. Porque no sólo se han manipulado las
estadísticas, sino que también existe la sospecha de ajustes tramposos
con el IPC, índice del cual dependen la UF, los reajustes salariales,
los créditos y el poder adquisitivo de los hogares, entre otras
consecuencias. Desde hace unas semanas y tras un informe de un grupo de
estudios independiente, que ha sido refrendado por conocidos economistas
de la ortodoxia neoliberal, el INE, otrora templo sagrado para las
decisiones del mercado, está en tela de juicio.
El cálculo del IPC ha estado en la mirada de especialistas por cuanto
en rubros como vestuario y tecnología, sobre los que se aplicaría una
metodología incorrecta, se estaría alterando de manera significativa el
resultado de la inflación anual en aproximadamente un punto porcentual.
El economista Eduardo Engel escribió, no sin ironía, en su
blog de
La Tercera
que entre enero de 2009 y enero de 2013 “los precios de la mayoría de
las prendas de vestir cayeron a menos de la mitad. Algo similar sucedió
con el calzado. Si usted compró un par de zapatos por 20 mil pesos el
2009 y el INE tiene razón, ahora puede ir a las misma tienda y comprar
un par similar por menos de 10 mil pesos”.
También según el INE, escribió Engel, “los arriendos (en UF) han
subido 2% desde 2009, lo cual no cuadra con un incremento de los precios
de bienes raíces muchísimo mayor durante el mismo periodo. Tampoco son
creíbles las cifras que da el INE para los sueldos del servicio
doméstico, que habrían subido menos que los sueldos promedio de los
restantes trabajadores”.
La firma Bloomberg estimó que la diferencia en el errado cálculo
entrega un IPC anual 1,5 por ciento más bajo que el real. Engel se
pregunta porqué el ex director del INE no corrigió esta evidencia
entregada por diferentes informes. La respuesta está más que clara y es
política. Es una manera de mantener contenida la inflación, en especial
en un año electoral.
El Instituto Nacional de Estadísticas (INE), una de las más
acreditada instituciones económicas del neoliberalismo, junto al Banco
Central, ha perdido su prestigio. Los números, del mismo modo que el
discurso político, pueden ser mera retórica y demagogia.
PAUL WALDER
Publicado en “Punto Final”, edición Nº 780, 3 de mayo, 2013
APARATOS SOCIALES
Si las puertas de la percepción se purificaran, todas las cosas resultarían infinitas para el hombre.